La última intervención del Presidente desde la mesa redonda realizada en el Palacio de la Revolución, donde se analizaron los sucesos del 11 de Julio, así como el discurso en la manifestación del 17 de Julio en el Malecón me pareció que van en ese sentido, hubo firmeza ante la agresión pero también autocritica, reconocimiento de errores propios, reconocimiento de la diversidad que se ha expresado en la protesta, tratando de separar unas motivaciones antinacionales y manipuladas de otras legítimas que expresan descontentos auténticos, esto permite suponer una respuesta política a la altura del momento, ojalá así sea. Así podremos avanzar hacia un socialismo próspero y ecuménico, que todos los días haga trizas el odio y el recelo, y esa reserva que va incubándose hasta que un día, como el 11 de julio, nos sorprende y estremece las bases de nuestros sueños y anhelos. Cuando un pueblo ha llegado tan lejos en la realización de sus sueños y en la conquista de derechos, que para medio planeta son una quimera, no lo detiene ni la violencia ni el miedo. Estaba el mismo pueblo noble y solidario que sufre las consecuencias del bloqueo y estaba el Gobierno cubano.
También hubo consecuencias. Sin inclusión no hay reconstrucción del consenso posible. Al menos en mi caso considero, pudiera obviamente estar equivocado, que la necesidad de la reforma no solo es por razones del funcionamiento eficiente de la economía misma, sino también por su capacidad de inclusión, de abrir nuevos horizontes, de que la juventud encuentre espacios legítimos de realización, de desarrollar proyectos, de prosperar económicamente, de echar a andar su imaginación y su creatividad para oxigenar la sociedad, para darle un sentido y contenido a su vida, a partir de su trabajo, su formación y su talento, ya sea en empresas empresas y/o organismos estatales que le abran espacios de realización y ascenso así como en el sector no estatal, cooperativo y privado de pequeñas y medianas empresas que debe funcionar con dinamismo, energía positiva y suficiente autonomía. No obstante son varias las veces que en los últimos 30 años, los vaivenes entre EEUU y Cuba han acabado con el relajamiento y/o negociación de condiciones con el Bloqueo, de manera que Cuba no sucumba del todo, pero que tampoco avance. Otros celebran el “fin de la dictadura” y/o ven cumplirse, vía quienes se manifestaron, sus profecías de “fin del régimen”.
No estamos especulando. Hablan unos para que después se pronuncien otros. “Solo el amor convierte en milagro el barro/ Solo el amor alumbra lo que perdura”, hemos cantado mil veces con el martiano Silvio. El odio nos roba tiempo para amar y hasta el amor mismo si lo dejamos entrar como reacción frente al odio que nos adversa. El francés ya tendría acordado el contrato con el conjunto londinense hasta 2026. Ahora la pelota está en el tejado del Chelsea. Libre de injerencias extranjeras y libre del odio que han azuzado quienes llevan 60 años apretando el cuello de la nación para hacerla estallar y ahora quieren presentarse como nuestros salvadores.
Cubanos inconformes, a quienes hay que escuchar y atender; con quienes valdría la pena dialogar y debatir sobre temas tan controversiales como libertad, democracia, derechos y deberes ciudadanos. Hay que abrir trillos en los barrios y en las cuadras, sintiendo y corriendo la suerte de quienes sufren, por injusticia o desidia. No me refiero ahora a la dimensión épica de la vida, que se expresa en la defensa de la patria y otros valores supremos, en la participación en momentos históricos extraordinarios, me refiero a esa otra dimensión también esencial de la vida que son las aspiraciones y proyectos personales, familiares, de grupo, las del día a día, la de construir algo sin trabas absurdas (los límites ya se saben cuales deben ser y ahí están las leyes y sobretodo la nueva constitución para establecerlos) todo lo demás deben ser libertades y más libertades, diálogo y más diálogo, relevos y mas relevos. Junto a la disposición de combatir intelectual y físicamente frente a la agresión perversa y asimétrica que se le hace al país, es necesario también la apertura al diálogo más amplio, más inclusivo, más constructivo, más autocritico cuando sea necesario. En este sentido quiero expresar mi opinión de que aquellas palabras no iban dirigidas exclusivamente a la intelectualidad y a la definición de la política cultural, creo que se trata de un discurso político referido al proceso revolucionario en general, con una lección importante para la política y para la política ideológica toda: “sólo renunciar a lo incorregiblemente contrarrevolucionario” yo añadiría a lo incorregiblemente proimperialista, “dentro de la revolución todo, contra la revolución nada” y otras definiciones que expresan un sentido político amplio, sin estrecheces ni extremismos ideológicos, que buscan darle al proceso revolucionario la base de consenso popular más amplia posible.
Un proceso como el cubano tiene que hacer un nuevo pacto con cada generación, no se puede trasladar el mismo pacto en términos de expectativas y espacios de una generación a otra. Existen buenas razones para suponer que, en la actualidad, la mayor parte de la clase dirigente de los Estados Unidos desea que el proceso revolucionario cubano iniciado el 1 de enero de 1959 termine de la peor manera posible, con un enfrentamiento violento generalizado entre los propios cubanos, que podría ser seguido por una intervención militar con más o menos visos de legalidad internacional. No ha habido ni un intento de respuesta por parte de las autoridades del Gobierno Republicano de la Florida sobre los fondos asignados a estos proyectos, con los cuales pretenden atacar al país y, al mismo tiempo, desarmarlo de sus posibles medios de defensa. Ahí está, al acecho, el ala dura del Congreso norteamericano afilándose los dientes y exigiendo a sus adversarios políticos de la actual administración que actúen ya contra Cuba, que convoquen al Consejo de Seguridad, y que consideren un acto hostil y una amenaza a la sacrosanta Seguridad Nacional del imperio cualquier intento de emigración masiva hacia sus costas. De acuerdo con la lógica oficial en Cuba, todas las importaciones deben realizarse a través de instituciones estatales, o no se contaría con divisas para financiar la industria nacional y generar empleos.
Te satanizo sin matices y paseo por el mundo una especie de holografía brutal de Cuba, montada en manipulaciones, falsedades y exhortaciones al caos, aprovechando también nuestros problemas. Junto a estos problemas subjetivos que están influyendo negativamente en el comportamiento económico, también existe un marco institucional real y objetivo con regulaciones del sistema de dirección y planificación de la economía que limitan la posibilidad de las empresas estatales y entidades no estatales a desplegar iniciativas. Es muy curioso que, en términos generales, cuando Cuba ha ido implementando cambios significativos en su sistema político y económico, de cara a homogeneizar más el país a su entorno y a los tiempos que corren, EEUU, que dice ser el guardián intergaláctico de los derechos humanos y el promotor de la democracia universal, intensifica las sanciones y las políticas hostiles contra la isla. A partir del fin de la Guerra Fría, en las condiciones de unipolaridad del sistema internacional, fue adquiriendo prominencia y visibilidad una tendencia conformada a partir de una suerte de alianza explosiva entre neoconservadores y liberales intervencionistas, ya sea por razones de conveniencia o afinidad ideológica, que fue intelectualmente responsable de las “guerras sin fin” en Afganistán e Iraq, así como de otras políticas de “cambio de régimen” aplicadas hacia Libia, Ucrania y Siria, por solo mencionar los ejemplos más notables.
Con éxito ha logrado Cuba una proeza extraordinaria frente a la tremenda pandemia que golpea en todas partes, sus científicos han creado vacunas efectivas, trabajando en las peores condiciones que se puedan imaginar, han sido prácticamente laboratorios en una trinchera, sin disponer de los mínimos recursos que posee cualquier científico en el mundo, un país que ha logrado eso no se puede subestimar, cómo antes logró otras tantas cosas. Cómo imponer la racionalidad, la verdad y la cultura en un mundo de imágenes falsas, de “verdades” alternativas, de falta de valores ético y de ignorancia sobre la historia y la realidad mundial. Si usted amó este poste y usted ciertamente como para recibir detalles adicionales referente chaqueta barcelona amablemente visita el Web page. Donald Trump se fue, quizás sólo temporalmente, pero dejó un fantasma recorriendo los espacios, proclamando y haciendo aceptable uno de sus principios “nunca aceptes una verdad que te afecte, inventa otra que te favorezca”, y el que miente no siempre es rechazado (ya no por razones políticas, sino éticas, lo que es peor) muchas veces es aceptado acríticamente, parece cierto aquello de que en tiempos de crisis los vicios se convierten en virtud. Ensanchar nuestra democracia socialista, seguir bebiendo de la sabiduría popular y continuar alejándonos de la improvisación con la luz de esos diagnósticos de la academia que todo lo someten al principio científico de la duda para llegar a la verdad.
Este es un requisito de principio para garantizar un desarrollo saludable, sostenible y de orientación socialista. En él, se analizan las raíces históricas de la Revolución y explica por qué Cuba no colapsó al desintegrase la URSS y derrumbarse el campo socialista. Además, se define a Cuba como un “Estado Socialista de Derecho”. Eso que no podrá resolverse desde arriba si nuestros directivos y funcionarios no calan la gravedad del momento; si no practican la autocrítica como una devoción. Si el poder político recupera o afirma dogmas, lo que hará es dinamitar puentes y volver intraducible la rabia política de, al menos, una parte del pueblo al que se debe. Para una parte del pueblo, esas jornadas fueron un despropósito porque agudizan la crisis que vive el país. Esa estocada, a la hora más dura de una pandemia que el país ha enfrentado con arrojo y dignidad, en medio de la crisis económica que ellos mismos acentúan con sus medidas. Una lección es que la Revolución se decide en los barrios y no solo en marchas y actos políticos. Bajo tales tensiones, Fidel Castro llamó a la resistencia y lanzó la consigna de: “Salvar las conquistas de la Revolución el socialismo”.
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